La solemnidad del Corpus Christi fundamenta la misión evangelizadora en una sociedad secularizada.
San Juan Pablo II escribía: «La cultura europea da la impresión de ser una apostasía silenciosa por parte del hombre autosuficiente que vive como si Dios no existiera» (EE 9).
Pensar y vivir desde Dios y hacia Dios conlleva asumir un compromiso por el hombre.
En este convencimiento la Iglesia en España hace coincidir con la solemnidad del Corpus el Día de la Caridad, como llamada a estar pendientes de los demás, sobre todo de los más pobres y necesitados material y espiritualmente.
Quien ha acogido el amor de Dios, siente necesidad de manifestarlo a través de sus obras. Por eso, quien quiera vivir con dignidad y plenitud no tiene otro camino más que reconocer al otro y buscar su bien.
Fuente: Pastoral Santiago.