"Compañeros y compañeras, estamos viviendo malos tiempos para los cristianos, vivimos en una sociedad en la que ya no se reconoce lo religioso, sino más bien todo lo contrario, nos consideran unos anticuados o unos desfasados, por ello más que nunca nuestra Hermandad tiene que ser una herramienta para la Iglesia y que resplandezca como una familia".
Duras, pero ciertas, las palabras que nuestro querido Hermano Mayor nos confesaba en plena Semana Santa de 2019.
Ayer y hoy el eco de estas palabras todavía resuenan en nuestra Cofradía y nos invita a reflexionar como gran familia que somos, a que nos mantengamos unidos como una piña en medio de nuestras dificultades, a ayudarnos como hermanos, a consolarnos, a no estar tristes sino alegres siempre... Es lo que hubiera querido Jesús, nuestro amigo y Hermano Mayor de la Cofradía del Nazareno y Santo Sepulcro de Sanxenxo, que nos dejó apenas hace una semana.
Puedo decir, que dejó un gran vacío en nuestra querida familia y en cada uno de nosotros. Nunca olvidaré el silencio de nuestras Cofradías acompañando a Jesús en su despedida, su funeral, ni tampoco olvidaré su ejemplo, su lucha, su entrega, su cercanía y su amistad. Confieso que cuando entré en la Cofradía del Nazareno y Santo Sepulcro, él nos acompañó y acogió como haría el buen Jesús.
Y es que con Jesús empezó todo para nuestra cofradía, él fue quien puso la primera piedra y el que nos empujó a todos a seguir adelante con un sueño: preservar las buenas costumbres, las tradiciones y convertirnos en los que somos: una gran familia que intenta ser testigo de Cristo en medio del mundo.
Desde este pequeño espacio, sus palabras aún resuenan en todos nosotros, siempre le estaremos agradecidos y continuaremos con este sueño que juntos empezamos siendo testigos como a él le hubiera gustado.