Lunes Santo. "Jesús es flagelado y coronado de espinas"

Los hombres que sujetaban a Jesús se burlaban de él dándole golpes.

Y tapándole la cara, le preguntaban: "Haz de profeta: ¿Quién te ha pegado?"

Y proferían contra él otros muchos insultos.

Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y acercándose a él le decían: "¡Salve, rey de los judíos!"

Lectura del S. Evangelio según Lucas y según S. Juan

Lc 22, 63-65 y Jn 19, 2-3

Meditación

A la condena inicua se añade el ultraje de la flagelación.

Entregado en manos de los hombres, el cuerpo de Jesús es desfigurado.

Aquel cuerpo nacido de la Virgen Maria, qué hizo de Jesús "el más bello de los hijos de Adán", qué dispensó la unción de la Palabra - "la gracia está derramada en tus labios" (Sal 45, 3)-, ahora es golpeado cruelmente por el látigo.

El rostro transfigurado en el Tabor es desfigurado en el pretorio: rostro de quién, insultado, no responde; de quién, golpeado, perdona; de quién, hecho esclavo sin nombre, libera a cuantos sufren la esclavitud.

Jesús camina decididamente por la vía del dolor, cumpliendo en carne viva, hecha viva voz, la profecía de Isaías: 

"Ofrecí la espalda a los que me golpeaban,

la mejilla a los que mesaban mi barba.

No oculté el rostro a insultos y salivazos" (Is 50, 6).

La flagelación usada en aquella época era un castigo terrible. El horrible flagellum de los romanos arrancaba la carne a pedazos. Y la corona de espinas, además de causar dolores agudísimos, constituía también una burla a la realeza del divino prisionero, así como los escupitajos y los puñetazos.

Torturas tremendas siguen surgiendo de la crueldad del corazón humano, y las de tipo psíquico non son un tormento menor que las corporales; frecuentemente las mismas víctimas se convierten en verdugos. ¿Carecen de sentido tantos sufrimientos? Meditar y reflexionar nuestra fe en Semana Santa es fundamental para comprender el gran dogma de fe que viviremos.

Recemos por los que siguen siendo azotados como Cristo en la Columna, física y psíquicamente. Por los marginados; por los que sufren el dolor de la guerra; por las víctimas del maltrato y la violencia de género; por los que pasan hambre; por las víctimas del terrorismo; por tantos y tantos que han dado su vida por hacer el bien... Recemos por todos, porque sin la oración no tendrán la paz que tanto buscan, porque sin la oración no es posible la redención.

El Lunes Santo nos ha dejado también desde otra perspectiva, el dolor de no poder salir con la imagen de "Jesús Nazareno atado a la Columna" a procesionar nuestra villa con nuestra Cofradía del Nazareno y Santo Sepulcro. El tiempo lo ha impedido, como también amenaza otras salidas, pero como Jesús, a pesar de nuestros dolores, y el dolor de quizás no poder salir como este Lunes Santo, seguiremos adelante. Dios nos ha dado un gran Templo en el que si no podemos salir, poder tener los actos de la gran Semana Santa, acogiendo a todos los fieles que deseen sentir y vivir nuestra fe. No hay nada descartado y seguiremos luchando como el hizo cuando lo ataron y lo flagelaron delante nuestra.

Fuente: www.vatican.va

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