San Lucas comienza su Evangelio explicando el interés que puso en "informarse de todo desde
el principio", para que conociéramos "la solidez de las enseñanzas que hemos recibido". Y se lo hemos de agradecer, pues estos escritos inspirados nos transmiten la fe de los primerísimos discípulos de Jesucristo. Jesús no dejó nada escrito, pero su predicación y sus milagros fueron recogidos por aquellos hombres de su misma generación y fijados por escrito para fortalecer nuestra fe.