Ya se ha ido el aroma del incienso y de las marchas, y el acompasado ritmo de los hermanos y hermanas costaleros Y se han ido los crespones brillantes y los terciopelos, y las andas y varales a resguardarse vuelven, y el aroma de las flores y las luces de semana santa, se trocan por los aleluyas de la Pascua. Y aquí en este pueblo nuestro, queda el maravilloso buen hacer de Cofradías, de costaleros de las ambas cofradías, que sueñan con la próxima semana santa, liberada de la pesadilla, con la que este año nos cubrió, el maldito Coronavirus, que nos dejó vestidos, pero sin salir de casa.
Pero no dejaremos pasar este día sin evocar la última procesión de esta semana santa: Nuestra señora de la Soledad.