Que duro tuvo que ser para nuestro Señor verse rechazado por sus paisanos de aldea: la aldeíta de Nazaret.
Se asombran y se preguntan por la sabiduría de sus palabras, por la grandeza del mensaje; por la convicción con que habla. Sin embargo, lo rechaza n. Lo rechazan a Él, a su paisano. Es una actitud irracional.