Cuenta San Marcos que Jesucristo paso junto al lago de Galilea y “vio a Simón y a Andrés su hermano, que eran pescadores, y les dijo: "Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron". Luego se repitió la escena con Santiago y su hermano Juan.
Por dos veces aconteció el milagro. No milagros aparatosos; milagros interiores por los cuales aquellos hombres, a la voz del Señor, cambiaron su vida: olvidaron sueños y proyectos, y se convirtieron en los primeros discípulos de Cristo.