“Una gran multitud que nadie podía contar”, cuenta la primera lectura de la misa de hoy tomada del libro del Apocalipsis.
San Juan Pablo II muestra, en una homilía del año1981, cuál es la situación gloriosa que gozan los santos en el cielo, tras la muerte: «La sangre del Cordero que se ha inmolado por todos ha ejercitado en cada ángulo de la tierra su universal y eficacísima virtud redentora, aportando gracia y salvación a esa muchedumbre inmensa”.