Feliz Navidad comunidad!
Escribe el Párroco: "¡Jaire, kejaritoméne!"
Vivimos de cerca los acontecimientos que precedieron al nacimiento de Jesús, y hoy en concreto el anuncio que el ángel Gabriel hizo a santa María de los planes que Dios tenía para ella en la historia de la salvación.
San Josemaría aconsejaba entrar en la escena, para vivirla desde dentro, como un personaje más: “No olvides, amigo mío, que somos niños.
Escribe el Parróco: "Tiempo de espera ¡Podemos mejorar!"
Escribe el Párroco: "Deshaciendo entuertos originales".
Comenzamos en este segundo domingo de Adviento la lectura del Evangelio según san Marcos, que es el que escucharemos la mayor parte de los domingos y solemnidades de este año litúrgico.
San Marcos resume en una sola frase el contenido de todo el 2º Evangelio: “Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios” (v. 1).
Escribe el Párroco: "Velad... ¡comenzar y recomenzar...!"
«Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento»
Hoy, en este primer domingo de Adviento, la Iglesia comienza a recorrer un nuevo año litúrgico. Entramos, por tanto, en unos días de especial expectación, renovación y preparación. Jesús advierte que ignoramos «cuándo será el momento» (Mc 13,33). Sí, en esta vida hay un momento decisivo.
Escribe el Párroco: "¡Mi corazón! Tómalo, tuyo es."
Ante las situaciones de injusticia, tanto sociales como personales, siempre presentes a nuestro alrededor, nos viene muy bien el consuelo de la palabra de Jesús en el evangelio de este Domingo.
A veces pareciera que el malo es el que triunfa y los buenos los que reciben los golpes. Más, pareciera que los opresores, son los buenos.
Escribe el Párroco: "¿Qué hacemos con los talentos recibidos?"
Te aconsejo que antes de leer esto, leas el evangelio de este Domingo, XXXIII del Tiempo ordinario, Ciclo A.
Escribe el Párroco: "NO DEJES PARA ¡después no!, LO QUE PUEDES HACER ¡ahora!"
Jesús habla de una boda en la que un retraso excesivo en la llegada del novio provocó el desconcierto entre las amigas de la novia. Algunas poco previsoras, al retrasarse tanto el esposo, se quedaron sin aceite para salir con sus lámparas a recibirlo y, mientras iban a comprar lo necesario, se cerró la puerta y se quedaron fuera.