Monición de entrada
En el Domingo hemos sido invitados por Cristo, al banquete eucarístico: en él nuestra vida cristiana se alimenta con la Palabra de Dios, y con el Cuerpo y la Sangre del Señor. Ante este gran misterio de la fe hemos de desterrar toda forma de orgullo y vanagloria, y ser de verdad humildes, pues El mismo esta entre nosotros y se nos da como alimento; solo desde esta actitud podemos encontramos con El y dejar que nos transforme continuamente a sus imagen.