Escribe el Párroco: "¡Mi corazón! Tómalo, tuyo es."

Ante las situaciones de injusticia, tanto sociales como personales, siempre presentes a nuestro alrededor, nos viene muy bien el consuelo de la palabra de Jesús en el evangelio de este Domingo.

A veces pareciera que el malo es el que triunfa y los buenos los que reciben los golpes. Más, pareciera que los opresores, son los buenos.

Escribe el Párroco: "¿Qué hacemos con los talentos recibidos?"

Te aconsejo que antes de leer esto, leas el evangelio de este Domingo, XXXIII del Tiempo ordinario, Ciclo A.

Como veras se trata de la parábola de “los talentos”, narrada por San Mateo.

Escribe el Párroco: "NO DEJES PARA ¡después no!, LO QUE PUEDES HACER ¡ahora!"

Jesús habla de una boda en la que un retraso excesivo en la llegada del novio provocó el desconcierto entre las amigas de la novia. Algunas poco previsoras, al retrasarse tanto el esposo, se quedaron sin aceite para salir con sus lámparas a recibirlo y, mientras iban a comprar lo necesario, se cerró la puerta y se quedaron fuera.

Escribe el Párroco: "¡Santos! Tú también puedes

 “Una gran multitud que nadie podía contar”, cuenta la primera lectura de la misa de hoy tomada del libro del Apocalipsis.

San Juan Pablo II muestra, en una homilía del año1981, cuál es la situación gloriosa que gozan los santos en el cielo, tras la muerte: «La sangre del Cordero que se ha inmolado por todos ha ejercitado en cada ángulo de la tierra su universal y eficacísima virtud redentora, aportando gracia y salvación a esa muchedumbre inmensa”.

Escribe el Párroco: "Amor la palanca del mundo".

Hoy, nos recuerda la Iglesia un resumen de nuestra “actitud de vida” («De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas»: Mt 22,40). San Mateo y San Marcos lo ponen en labios de Jesucristo. Siempre en forma de diálogo. Probablemente le harían al Señor varias veces preguntas similares. Jesús responde con el comienzo del Shemá (She-ma yisrael, adonai eloheinu, adonai ejad...):

Escribe el Párroco: "A cada uno lo suyo".

El emperador de Roma, exigía a los súbditos que desde los 14 a los 65, pagaran un impuesto personal, al erario publico, de un denario anual. Era el tributum capitis (tributo por cabeza) para el que se hacían los odiosos censos que provocaban a veces revueltas. Hacer un recuento del número de personas que pertenecen a Dios, equivalía para el israelita piadoso substraerlas a la autoridad del Señor y a someterlas a un poder humano.

Escribe el Párroco: "¡Cómo Mola! Dios nos llama a cada uno".

Al leer detenidamente la parábola que el Señor propone a los lideres del pueblo de Israel, descubrimos que esta es mas que una historia sobre un rey y un banquete de bodas. Lo que esta en el fondo, es la historia de la salvación, que no solamente se refiere a la historia anterior a Cristo sino también después y hasta el fin de los siglos. Dios, enamorado del hombre, intenta atraerlo a la salvación enviándole profetas y santos, o en nuestro caso evangelizadores y pastores, y se repite la respuesta en ambos casos: la buena Nueva de la salvación es rechazada por unos y aceptada por otros.

Escribe el Párroco: "Vinos buenos y añejos: nuestras buenas obras".

En nuestra sociedad, hoy, se vuelve a repetir el pecado de Adán y Eva: la búsqueda del placer, cueste lo que cueste, ser independiente sin ninguna responsabilidad, ni relación a los demás: Querer ser como Dios. Una gran parte de nuestra sociedad piensa que la felicidad se encuentra en olvidarse de los problemas de nuestra vida y vivir como si no existieran. Se puede resumir en: placeres, amor propio, independencia.

Enlaces Parroquiales

Parroquia San Gines de Padriñan. Comunidad Parroquial.

"TRANSFORMANDO EL MUNDO HACIENDO IGLESIA"